Dar es sinónimo de alegría y crecimiento personal
En el año 2005 un grupo de estudiantes de 7mo. año del Colegio San Lorenzo visitó la escuelita del Cen-cinai de Tirrases. Como profesores guía, Diego y yo, los organizamos para llevar juegos, alimentos y muchas ganas de pasar un rato bonito, con la esperanza de que los chicos aprendieran algo más que comportarse fuera de la institución y el valor del trabajo en equipo.
Los juegos, los lápices de color, las acuarelas, las barras de plasticina, los cuentos, los regalos y la merienda resultaron lo menos importante. Los niños disfrutaron hasta más no poder. Nuestros chicos dieron lo máximo de sí y crecieron más que nunca... descubrieron que dar puede ser fuente de alegría verdadera y eterna, que la felicidad de otros no tiene precio... ¡ni la misma propia!... que los que menos tienen existen y sufren y que en sus manos está el poder aliviarles un poquito la carga diaria.
Con asombro comentaban que los niños del centro no conocían los helados ni las acuarelas... ni el cuento del Patito Feo o Caperucita Roja... y más sorprendente aún... ¡una caricia!
Aprendieron que han tenido mucho en sus vidas... agradecieron su suerte y se comprometieron a ser más solidiarios con la gente que les rodea que no siempre estan a la vista. Agradecieron poder salir del cascarón en el que habían vivido y el poder descubrir ese "yo" que puede hacer algo por alguien a cambio de nada...
En tiempos tan complicados, el sensibilizar a los más pequeños debe convertirse en nuestra tarea principal... y esto no se logra por medio de internet, ni libros, ni televisión... sino poniéndolos en contacto con la realidad y facilitandoles herramientas para que se hagan participantes activos de un cambio social que, sinceramente, ya es urgente.
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Aris Omar -